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Kicillof enfrenta un dilema crucial tras la inhabilitación política de Cristina Kirchner

#BuenosAires | La confirmación de la prisión y la prohibición perpetua para Cristina Kirchner reconfigura el mapa del poder en el peronismo bonaerense. Axel Kicillof, con el desafío de liderar sin el apoyo directo de la expresidenta, comienza a marcar distancia y a preparar su propio espacio en la interna política provincial. El futuro del kirchnerismo y el peronismo en Buenos Aires está en juego.

  • 28/06/2025 • 11:33

Axel Kicillof atraviesa un momento decisivo en su carrera política. Con la misma edad que tenía Néstor Kirchner al asumir la presidencia y apenas un año menos que Cristina Kirchner cuando recibió el mando, el gobernador bonaerense enfrenta ahora una nueva etapa marcada por la inhabilitación política definitiva de la exmandataria.

La sentencia que confirmó la prisión de Cristina Kirchner y la excluyó de por vida de la posibilidad de ser candidata sacude los cimientos del peronismo. Para Kicillof, esta situación no solo representa un obstáculo judicial, sino también un complejo desafío político, ya que la figura de la expresidenta sigue siendo central en la base electoral del kirchnerismo, a la vez que genera profundas tensiones internas.

El gobernador decidió mantener un perfil respetuoso frente al dolor que causó la condena, evitando celebraciones y demostraciones públicas. Sin embargo, en el terreno político ya comenzó a diferenciarse, marcando distancia con el kirchnerismo tradicional y dejando claro que no responderá a Cristina. “Ella deberá enviar delegados a la mesa de negociaciones que yo convoque”, expresó en sus últimas apariciones.

Este quiebre interno impacta directamente en las negociaciones por las listas electorales anticipadas del 7 de septiembre, que serán una prueba clave para medir el poder real de Kicillof en la provincia. Decenas de intendentes, más dependientes del gobierno bonaerense que del consejo de Cristina, se alinean con el gobernador, mientras que La Cámpora pierde influencia y Máximo Kirchner comienza a ser percibido como un actor relegado.

La reactivación del debate sobre la reelección indefinida de gobernadores –aún pendiente en la Legislatura provincial– es parte de la estrategia de Kicillof para consolidar su alianza interna con los intendentes y afianzar su liderazgo en el peronismo bonaerense.

El gobernador, que aspira a ser candidato presidencial por derecho propio, ha empezado a presentar su sector interno como una alternativa al kirchnerismo clásico, bajo la sigla MDF (Movimiento de Derecho al Futuro). Sin embargo, aún no está claro cómo logrará ampliar su base más allá del núcleo ideológico anticapitalista que lo caracteriza.

En su apuesta por mantener el voto peronista, Kicillof también eligió rivalizar públicamente con Javier Milei, buscando capitalizar el descontento social por los ajustes, aunque sin detallar qué política aplicaría en su lugar. La oposición con el presidente libertario parece un recurso para preservar un electorado crítico y castigado.

La fractura interna del kirchnerismo bonaerense es un hecho consumado. Kicillof enfrenta un camino complejo para asumir la jefatura del espacio político que dominó Cristina Kirchner por más de una década. El gobernador deberá equilibrar la resistencia que genera la figura de la exmandataria y la necesidad de renovar un peronismo que no puede permitirse repetir los errores del pasado, que facilitaron la llegada de un gobierno disruptivo.

Para el peronismo bonaerense, la pelea entre Kicillof y Cristina simboliza la lucha por definir quién conduce la narrativa política y el poder territorial. Si Kicillof logra superar las tensiones internas y unificar el voto disperso, podría posicionarse como la nueva cara del espacio en las próximas elecciones nacionales.

Este proceso también obligará a una autocrítica profunda dentro del partido, un punto que el gobernador no duda en señalar como necesario, en contraste con la postura defensiva de la ex presidenta. Sin embargo, la verdadera prueba será si Kicillof consigue ampliar su mensaje más allá de la ideología tradicional y conquistar a un electorado fatigado por la repetición de viejas fórmulas políticas.

La batalla política en Buenos Aires no solo refleja la disputa interna del kirchnerismo, sino que anticipa la redefinición del peronismo en un escenario nacional alterado y desafiante.

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