El empresario farmacéutico Ariel García Furfaro, detenido este miércoles por su presunta responsabilidad en la producción de fentanilo que ya provocó 96 muertes, había jugado un rol central en la instalación de Laboratorios Ramallo en la ciudad. Su llegada a la localidad bonaerense fue promovida por el intendente Mauro Poletti, quien en 2016 celebraba la radicación de la firma en el Parque Comirsa. El antecedente de García Furfaro se remonta al 24 de junio de 2016, cuando el Laboratorio Apolo, ubicado en Alem al 2900, barrio La Tablada, Rosario, explotó dejando cinco vecinos heridos y generando una tragedia que marcó el inicio de su investigación. En aquel laboratorio, García Furfaro era socio mayoritario y responsable de la producción de ampollas de fentanilo. Pocos meses después del incidente, García Furfaro se presentó en conferencia de prensa junto a Mauro Poletti para anunciar la creación de Laboratorios Ramallo. “Buscamos diferentes lugares y el intendente de Ramallo nos convenció de venir acá”, aseguró el empresario, mientras Poletti resaltaba: “Es un gusto venir a dar buenas noticias de nuevas radicaciones”. En aquel momento, García Furfaro prometía que en cuatro o cinco meses comenzarían con “uno de los laboratorios más importantes de soluciones parenterales y pequeños volúmenes como ampollas de vidrio”, con alta tecnología y empleando a entre 200 y 300 personas. Sin embargo, hoy esas promesas contrastan con denuncias de extrabajadores que relatan condiciones laborales precarias y procesos de producción riesgosos. Recientemente, Ariel García Furfaro, propietario de HLB Pharma y con antecedentes penales, solicitó que se investigue a Andrés Quinteros, ex apoderado de Laboratorios Ramallo. Las declaraciones de García Furfaro podrían reforzarse ante el juez Ernesto Kreplak, quien investiga las muertes vinculadas al fentanilo producido en Ramallo, complicando la posición de Quinteros, quien en su momento intentó distanciarse del laboratorio. La comunidad y las autoridades locales enfrentan ahora el legado de promesas incumplidas y riesgos sanitarios derivados de la instalación de un laboratorio que, lejos de generar prosperidad, dejó un rastro de muertes y cuestionamientos laborales que aún repercuten en Ramallo. NORTE HOY