Ramallo atraviesa un clima de creciente tensión en el ámbito municipal. Diversos empleados aseguran que trabajan bajo un régimen de miedo y silencio, donde expresar opiniones distintas a las del intendente Mauro Poletti o adherirse a gremios opositores puede acarrear consecuencias directas en sus puestos de trabajo. Si bien la mayoría de los trabajadores prefieren no hablar públicamente por temor a represalias, en las últimas horas un empleado decidió romper el silencio y brindó un testimonio contundente: “Acá pasa, acá existe la persecución gremial e ideológica. Me pasó a mí, pero les pasa a muchos que no lo dicen. En un país libre y democrático todos deberíamos tener derecho a pensar diferente sin temor a ser castigados o denigrados”, aseguró. El denunciante relató que desde los últimos años de la primera gestión de Poletti y a lo largo de la actual, ha sufrido constantes traslados arbitrarios, degradación de tareas y hostigamiento. En diciembre de 2024, permaneció 25 días en su oficina sin tareas asignadas y luego fue trasladado a otro sector, donde también fue apartado de sus funciones. “Quisieron degradarme de mi categoría administrativa, que me gané con esfuerzo, para mandarme a barrer. No es deshonra, porque así empecé, pero la intención fue de burla y demostración de poder”, denunció. El trabajador señaló un entramado de punteros políticos y funcionarios designados “a dedo”, que priorizan favores personales por encima de la institucionalidad. Según su relato, muchos cargos de responsabilidad son ocupados por personas sin preparación, afectando tanto la calidad de gestión como las condiciones laborales de toda la planta municipal. “Los empleados sufrimos destrato, falta de indumentaria, calzados, ambientes laborales no sanos y salarios paupérrimos. No naturalicemos más estos mandatos”, expresó, subrayando que se trata de un patrón repetido en diversas oficinas. Otras fuentes, aunque en anonimato, confirmaron el clima de temor: quienes cuestionan la gestión o se alinean con sindicatos opositores corren riesgo de sanciones o desplazamiento. “Los aumentos salariales se deciden al antojo del intendente, sin paritarias reales, y la mayoría teme reclamar”, indicó uno de los empleados consultados. El escenario que describen los trabajadores plantea un fuerte cuestionamiento a la administración de Poletti, centrado en la falta de diálogo, el uso de horas extras y adicionales como herramienta de disciplinamiento y una concepción del poder que, según denuncian, contrasta con los principios de un Estado democrático. “Que no vengan a decir que en Ramallo no se sufre persecución y maltrato laboral. Acá suceden cosas que no deberían ocurrir nunca más. La libre elección gremial es un derecho constitucional”, concluyó el trabajador, consciente de que su testimonio podría tener un costo personal. NORTE HOY