Productores ganaderos de la región agrupados en el colectivo autoconvocado “Delta del Paraná” manifestaron su profunda preocupación por el avance del abigeato en las islas, una problemática que —según describen— alcanzó niveles alarmantes en los últimos meses. Tras años de robos reiterados, faena clandestina y amenazas, la comunidad rural sostiene que el escenario se volvió “insostenible” y que la respuesta estatal aún no logra contener la situación. La tensión escaló en octubre, cuando una lancha de la Comisaría Tercera de Islas de Victoria fue atacada a balazos por al menos dos embarcaciones con personas encapuchadas. El episodio motivó operativos simultáneos en Villa Constitución, donde se secuestraron armas de fuego, municiones y diversos elementos vinculados a investigaciones que los productores venían exigiendo desde hace tiempo. Fernando Coronel, productor e integrante del grupo que reúne a vecinos de Ramallo, San Nicolás, San Pedro y Villa Constitución, explicó que el abigeato se repite de manera sistemática desde hace más de cuatro años. “Cada quince días tenemos ataques. Roban, carnean y desaparecen animales enteros”, aseguró. Según señaló, la falta de recursos para el patrullaje fluvial agravó el panorama: motores desgastados, embarcaciones deterioradas y una jurisdicción extensa volvían casi imposible el control territorial. En octubre, tras múltiples reclamos, se sumó una nueva embarcación policial para intensificar los patrullajes. Sin embargo, pocos días después, ese mismo móvil recibió dos disparos durante una persecución nocturna, lo que dejó en evidencia la fragilidad operativa en el Delta. A partir de ese hecho, se realizaron cinco días consecutivos de procedimientos que permitieron el secuestro de armas y elementos vinculados con causas de abigeato. Mientras tanto, las pérdidas económicas continúan creciendo. Solo en la última semana de octubre —cuando ocurrió el ataque armado— se registraron 25 animales carneados. Coronel detalló que el valor de un bovino en pie supera ampliamente el millón de pesos, lo que convierte las pérdidas en un golpe difícil de sostener para cualquier productor. Ante este contexto, desde el sector consideran imprescindible reforzar a la Policía de Entre Ríos y avanzar con la instalación de un destacamento permanente en la zona conocida como “La Boca del Cavado”, frente a la planta de Siderar. Se trata de un punto estratégico de acceso a las islas, donde —afirman— una presencia estable permitiría una prevención real en lugar de operativos esporádicos. “Patrullar desde Arroyo Seco hasta San Pedro con una sola lancha es prácticamente inviable”, remarcaron. Aunque Prefectura Naval incrementó los controles y en algunos sectores —especialmente Ramallo y San Nicolás— la cantidad de ataques disminuyó, el interior del Delta sigue siendo un foco crítico. Por eso, productores, isleños y puesteros convocaron a una reunión abierta el próximo martes en el Club Social Ramallo, con la presencia del jefe de la Comisaría Tercera, para coordinar acciones y compartir información. La preocupación no solo involucra al sector productivo, sino también a toda una comunidad que vive y trabaja en las islas, donde la seguridad se volvió un desafío cotidiano. La expectativa está puesta en que el encuentro permita delinear un esquema de trabajo conjunto que devuelva cierta previsibilidad a una zona golpeada durante años. Opinión pública: El conflicto en el Delta refleja una realidad que atraviesa a distintos puntos rurales del país: cuando el control territorial se debilita, la respuesta social es inmediata y contundente. Los productores no reclaman privilegios, sino condiciones mínimas para desarrollar su actividad. El desafío para las autoridades será lograr una estrategia sostenida, coordinada y efectiva que brinde seguridad sin interrupciones. La comunidad, por ahora, sigue esperando señales claras. NORTE HOY