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Crisis sin freno: cerraron 16.000 kioscos en un año y crece el dominio de las grandes cadenas

La caída en ventas, los aumentos de tarifas y la recesión empujaron al cierre a miles de kioscos de barrio en toda la Argentina. En paralelo, las grandes cadenas avanzan y se agrava la informalidad. Desde la UKRA advierten: “Se están cayendo del sistema”.

  • 02/06/2025 • 11:14

El mapa comercial argentino atraviesa una transformación drástica: en los últimos 12 meses cerraron 16.000 kioscos de barrio, según datos de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA) basados en información oficial de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA). El número de establecimientos registrados pasó de 112.000 a 96.000, lo que representa una baja del 14%.

“Cierran kioscos de barrio y abren de cadenas”, explicó Ernesto Acuña, vicepresidente de UKRA, en declaraciones recientes. El sector acusa una caída del 40% en ventas respecto a junio del año pasado, y enfrenta una presión asfixiante por tarifas, alquileres y un consumo que se retrae día a día.

Un informe de la consultora NielsenIQ reveló que, entre los casi 90.000 kioscos relevados, la facturación por bebidas —que representa el 60% del total— cayó 17%. Le siguen las golosinas (-23%), las galletitas (-11%) y la cosmética y tocador (-3%).

“El kiosco es de los que más lo sienten. El consumidor primero recorta los gustos, y eso nos impacta directamente”, resumió Acuña. La crisis no es nueva: ya durante el gobierno de Mauricio Macri se cerraron 28.000, y durante el mandato de Alberto Fernández, otros 50.000, principalmente por la cuarentena. En total, el sector perdió 94.000 locales en la última década.

Además del cierre masivo, la informalidad gana terreno. “Muchos abren una ventana de su casa y empiezan a vender sin estar registrados”, agregó el referente de UKRA, lo que complica la competencia para quienes aún sostienen la actividad legalmente.

Las estrategias para sobrevivir son variadas: algunos se mudan de zona, venden el fondo de comercio o directamente reinventan su modelo de negocio. Según Acuña, muchos incorporan café, panificados, artículos de librería, juguetes o incluso comida al paso para diversificar ingresos.

“Lo más caro es lo que más sufre. Ya muchos dejaron de vender primeras marcas como Toblerone. Se venden más cigarrillos en formato económico, como los Marlboro Crafted de $2.000, en lugar de los Box que valen $5.000”, ilustró.

La tendencia también se observa en la variedad de productos: según NielsenIQ, en 2024 aumentó un 16% la oferta de marcas más económicas como Manaos, Placer, Fantoche, Chocman, Doncella, Calipso y Astra.

Por otra parte, tras la denuncia por lavado de dinero contra Pablo Otero, el denominado “Señor del Tabaco”, ARCA solicitó a los kioscos informar los precios reales de los cigarrillos vendidos. La Secretaría de Comercio detectó diferencias de hasta 115% respecto a lo declarado, y el tema está bajo investigación.

La situación varía según la región. Mientras en barrios como Belgrano, Palermo y Recoleta la caída del consumo es menos notoria, en zonas del sur porteño y el Conurbano bonaerense los kioscos prácticamente no venden. En el interior del país el panorama es dispar, pero igual de complejo.

Desde NORTE HOY advertimos que esta crisis no solo afecta al comerciante, sino también al tejido social de cada barrio. El kiosco ha sido históricamente un punto de encuentro, una referencia barrial, y su desaparición deja una huella silenciosa en la vida cotidiana de miles de argentinos.

Redacción de Diario NORTE HOY – www.nortehoy.com.ar