La actualización del cuadro tarifario del transporte público volvió a dejar en evidencia la profunda brecha entre el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y el resto del país. Desde el inicio de diciembre, viajar en colectivo dentro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuesta $593, tras un incremento del 4,3%. Sin embargo, en ciudades como San Nicolás, el impacto en el bolsillo es muy superior: el boleto mínimo asciende a $1484, es decir, un 150% más caro. La desigualdad tarifaria se expande en todo el interior. En Corrientes el pasaje mínimo aprobado recientemente es de $1890, lo que implica una diferencia del 218% respecto de CABA. Córdoba se ubica apenas por debajo, con un boleto de $1720 que representa un 190% más que el porteño. Las ciudades de Rosario, Santa Fe capital y Paraná —habituales referencias para el sistema de transporte nicoleño— mantienen un valor unificado de $1580. En estas tres jurisdicciones, viajar en colectivo es un 166% más caro que en la Ciudad de Buenos Aires. La raíz del problema, coinciden especialistas y autoridades municipales, está en la distribución nacional de subsidios al transporte. Mientras el AMBA recibe la mayor parte de los recursos, el interior del país absorbe los costos operativos con menor asistencia estatal, lo que se traduce en boletos fuertemente superiores para los usuarios. En San Nicolás, el boleto mínimo de $1484 rige desde el 1º de noviembre y se mantiene más de un 125% por encima del valor que pagan los usuarios del Gran Buenos Aires. La demanda local sostiene que el sistema se vuelve cada vez más difícil de afrontar, especialmente para quienes dependen del transporte público para trabajar o estudiar. Esta brecha ya no solo afecta la economía cotidiana, sino también la competitividad de las ciudades del interior. Con tarifas que superan ampliamente las de la capital, miles de usuarios sienten que la desigualdad se profundiza con cada actualización tarifaria. Opinión pública: La percepción social es cada vez más clara: mientras el AMBA continúa accediendo a boletos significativamente más bajos, el interior enfrenta una estructura de costos que condiciona el acceso al transporte y amplía una desigualdad que se arrastra desde hace años. El debate sobre un esquema de subsidios más federal vuelve a instalarse con fuerza. NORTE HOY